Las ganas de apretar sus brazos son más fuertes que cualquier sentimiento experimentado en mucho tiempo. De mis dedos sólo surgen colores que nos acarician los ojos. Por cuidarnos, tal vez esta vez termine sin nudos en el pelo y en el alma.
Supongamos que ahora es dentro de unos meses y sus palabras me despiertan sin sol pero incendiándome.
30 ene 2012
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