30 nov 2011

Fin de noviembre

Llegó la hora de refugiarme en los lugares a los que no pudiste entrar. Tus pies y tus manos tan cortas no lograron tocar el mundo que me sostiene desde siempre. Como de costumbre, elijo aturdir mis oídos y mis ojos. Esta vez, por suerte, hay poco mío que te nombra.
La lucha de egos me deshidrata el alma y así yo no sé querer.
Me quedo con lo insano que dijiste, me quedo con lo importante en lo que creo. Me quedo doliéndome poco a sabiendas de que al tiempo lo puedo manejar aunque me crea incapaz. Me quedo con este espacio que me dedico para armarme y tenerme completa. Me quedo con los mil colores que sé elegir, con los sonidos que no supiste oír.
De lo que hasta ayer renegaba, hoy se hizo detalle.
No planeo que vuelvas, no deseo que entiendas. No doy la vuelta para retroceder y encontrar las piezas del rompecabezas que quiero guardar. Sigo caminando, con el viento en contra, el viento que no se lleva nada. Esta vez es el viento el que trae, el que me trae a un estado en el que puedo suspirar otra vez.

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